24 enero 2007

Cómo improvisar un discurso con éxito (Parte I)


Jack Welch, el antiguo CEO de General Electric, una vez expresó:
“Cada vez que veo a una persona realizando una buena presentación, nunca me olvido de ella. Por desgracia, muchas veces, también sucede lo contrario”.


Para comprobar lo anterior basta un botón. Recientemente un cliente acudió a mí para comentarme lo siguiente:

-David, hace unos días perdí una oportunidad de oro para brillar ante mi jefe y todo el personal que estaba allí presente. Fui invitado a participar en una reunión muy importante. Era el momento que había estado esperando para hacerme notable ante todos los allí presentes. Sin embargo, fue todo un desastre, de repente mi jefe, sin que yo me lo esperara, me preguntó “Sr. Enriquez, ¿cuál es su opinión acerca de las bajas ventas de la empresa y cuáles son sus sugerencias?”. Ya te imaginarás cómo eché a perder esa gran oportunidad. Me tomó por sorpresa. Mi respuesta fue un conjunto de muletillas e ideas mal organizadas que ni yo mismo supe lo que había dicho. Definitivamente era mi momento, y lo dejé ir. Quería que me tragara la tierra en ese preciso instante.-

El Sr. Enríquez posee una inteligencia verdaderamente envidiable, sin embargo, desgraciadamente confió demasiado en su IQ y subestimó lo importante que era desarrollar su capacidad de hablar en público. El resultado fue desastroso.

De nada sirve ser tan inteligente o talentoso si somos incapaces de demostrarlo cuando hablamos ante una audiencia.

A continuación te comparto las recomendaciones básicas para no desaprovechar una gran oportunidad cuando debas hablar en una reunión.

Existen cuatro reglas de imagen que impactan tu participación en una reunión:

1) Tu postura al sentarte: Siéntate derecho y hacia delante de la silla. Debes demostrar interés en el tema y en los demás asistentes. Optar por una postura cómoda en este momento es una mala opción, pues comunica desinterés por contribuir.

2) Mantén tus manos visibles sobre la mesa: Mantener tus manos visibles provoca la confianza y credibilidad de quienes te escuchan. Los ademanes ayudan a lograr que tus palabras parezcan más reales e interesantes. Además, si dejaras tus manos por debajo de la mesa provocarás que tus hombros y espalda se encorven, lo que a su vez comunica una personalidad débil.

3) Cuida el contacto visual con cada persona: Es muy importante que enfoques tus ojos en una persona a la vez cuando hablas, de esa manera le estás comunicando “Usted es importante y quiero que me escuche”. Cuando hagas una pausa en tu comentario, respira mientras diriges la mirada hacia otra persona, esto te hará parecer confiado y seguro.

4) ¡Habla fuerte!: Recuerda que estás ante un grupo y no en un restaurante con tu mejor amigo. Olvida el tono y volumen que empleas en tus pláticas cotidianas. El volumen de tu voz debe ser lo suficientemente enérgico para captar la atención incluso de los que están menos interesados en escucharte.

Una vez que ya domines los puntos anteriores deberás aprender a improvisar un discurso; al igual que a organizarte por adelantado.

¿Cómo? Te lo diré la próxima semana en la segunda parte este artículo. Mientras tanto, te aconsejo que practiques los cuatro puntos constantemente, pues hay que volverlos hábitos que te ayuden a provocar una respuesta favorable a tu persona cuando hables en una reunión.

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